10 de diciembre de 2013

Se pasan de optimistas

El pasado viernes, el escritor Mario Vargas Llosa sostuvo una reunión privada con el presidente Enrique Peña Nieto, sobre quien ha hecho algunos comentarios positivos previamente.
El 7 de octubre, Andrés Oppenheimer publicó en su columna en el diario Reforma una entrevista con el autor peruano, titulada “El optimismo de Mario Vargas Llosa”. Hacia la parte final del texto, Oppenheimer escribió sobre la respuesta que el escritor le dio al preguntarle sobre México y el partido gobernante en turno.
Textualmente, ese fragmento dice: “Cuando le pregunté por México, y el regreso del PRI al poder, Vargas Llosa dijo que ve al Presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, ‘mucho mejor de lo que yo esperaba’. Agregó que ‘el PRI que ha subido con Peña Nieto es un PRI que ha sabido aceptar el juego democrático’ y que algunas de sus reformas ‘están muy bien orientadas’.”
No sorprende que Oppenheimer le haya puesto el calificativo de optimista al escritor, quizá como una forma de cuestionarlo sutilmente, precisamente porque lo que falta en México  es optimismo debido a la incertidumbre que provocan las posibles consecuencias que tendrán las reformas que entrarán en vigor  el próximo año, aunque hayan sido alabadas por el escritor.
No se puede ser tan optimista en el país de los “gasolinazos”, donde pagamos una de las gasolinas más caras del mundo. No nos vayamos con la finta. Si comparamos en términos brutos, la gasolina en México es de las más baratas del mundo: 12.02 pesos por litro. Sin embargo, si lo comparamos con el ingreso diario promedio de los países con gasolina "más cara", veremos que en Noruega, por ejemplo, un litro de gasolina representa tan solo un 0.9% de ese ingreso, mientras que en México el porcentaje es del 18.46%. Eso da una idea del golpe que significa el consumo de combustible para los ingresos de una familia. ¿Dará la reforma energética una solución a esta problemática? ¿Pararán los “gasolinazos”? Honestamente, lo dudo.
Cuánta esperanza se puede tener en un país donde el “juego democrático”, como lo llama Vargas Llosa, implica que los partidos negocien la aceptación o no aceptación de las reformas no por lo conveniente para la ciudadanía, sino por la repartición de un mayor presupuesto federal, como sucedió con el “fondo de capitalidad”. Respecto a este fondo, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, reconoció que negociaron cinco acuerdos para asegurar que los miembros del PRD en la Cámara de Diputados aprobaran la reforma fiscal y del paquete económico 2014. Estos acuerdos incluyen diversos beneficios para el Gobierno del Distrito Federal, que incluye no gravar con el Impuesto al Valor Agregado (IVA) a los espectáculos, como las corridas de toros, conciertos y partidos de futbol, entre otros. Además, Videgaray acordó crear un fondo de capitalidad, es decir, un presupuesto extra para el DF de 3 mil millones de pesos, más 700 millones para el Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social (FAIS). Es entonces pertinente preguntarnos qué papel pueden tener los ciudadanos en este “juego democrático”, donde las decisiones se toman entre partidos, definidos a través de sus intereses y no los de sus representados.
Y cómo mantener la confianza en las instituciones en este país en el que un partido como el PAN propuso la creación del Instituto Nacional Electoral para sustituir al Instituto Federal Electoral y a los 32 institutos equivalentes en cada entidad con la supuesta intención de que tenga autonomía constitucional y de evitar que la dependencia de los institutos locales al presupuesto estatal los haga vulnerables a los deseos del gobierno en turno (como menciona Adrián Trejo en un comentario para El Financiero). Sin embargo, el INE dependerá en presupuesto del gobierno federal en turno, luego entonces ¿eso no lo haría vulnerable también? ¿Qué sentido tendría entonces esta centralización? ¿No se corre más riesgo? ¿Es esta propuesta realmente a favor de la democracia?
Entonces queda más claro por qué Oppenheimer consideró que las declaraciones de Vargas Llosa sobre México y América Latina eran optimistas. En exceso, diría yo. 
Publicado el 1 de diciembre de 2013 en El Mosquito
Imagen: Tomada de internet

No hay comentarios.: