El pasado viernes, el escritor Mario Vargas Llosa sostuvo
una reunión privada con el presidente Enrique Peña Nieto, sobre quien ha hecho
algunos comentarios positivos previamente.
El 7 de octubre, Andrés Oppenheimer publicó en su columna en
el diario Reforma una entrevista con el autor peruano, titulada “El optimismo
de Mario Vargas Llosa”. Hacia la parte final del texto, Oppenheimer escribió
sobre la respuesta que el escritor le dio al preguntarle sobre México y el
partido gobernante en turno.
Textualmente, ese fragmento dice: “Cuando le pregunté por
México, y el regreso del PRI al poder, Vargas Llosa dijo que ve al Presidente
mexicano, Enrique Peña Nieto, ‘mucho mejor de lo que yo esperaba’. Agregó que ‘el
PRI que ha subido con Peña Nieto es un PRI que ha sabido aceptar el juego
democrático’ y que algunas de sus reformas ‘están muy bien orientadas’.”
No sorprende que Oppenheimer le haya puesto el calificativo
de optimista al escritor, quizá como una forma de cuestionarlo sutilmente,
precisamente porque lo que falta en México
es optimismo debido a la incertidumbre que provocan las posibles
consecuencias que tendrán las reformas que entrarán en vigor el próximo año, aunque hayan sido alabadas
por el escritor.
No se puede ser tan optimista en el país de los “gasolinazos”,
donde pagamos una de las gasolinas más caras del mundo. No nos vayamos con la
finta. Si comparamos en términos brutos, la gasolina en México es de las más
baratas del mundo: 12.02 pesos por litro. Sin embargo, si lo comparamos con el
ingreso diario promedio de los países con gasolina "más cara",
veremos que en Noruega, por ejemplo, un litro de gasolina representa tan solo
un 0.9% de ese ingreso, mientras que en México el porcentaje es del 18.46%. Eso
da una idea del golpe que significa el consumo de combustible para los ingresos
de una familia. ¿Dará la reforma energética una solución a esta problemática?
¿Pararán los “gasolinazos”? Honestamente, lo dudo.
Cuánta esperanza se puede tener en un país donde el “juego
democrático”, como lo llama Vargas Llosa, implica que los partidos negocien la
aceptación o no aceptación de las reformas no por lo conveniente para la
ciudadanía, sino por la repartición de un mayor presupuesto federal, como
sucedió con el “fondo de capitalidad”. Respecto a este fondo, el secretario de
Hacienda, Luis Videgaray, reconoció que negociaron cinco acuerdos para asegurar
que los miembros del PRD en la Cámara de Diputados aprobaran la reforma fiscal y
del paquete económico 2014. Estos acuerdos incluyen diversos beneficios para el
Gobierno del Distrito Federal, que incluye no gravar con el Impuesto al Valor
Agregado (IVA) a los espectáculos, como las corridas de toros, conciertos y
partidos de futbol, entre otros. Además, Videgaray acordó crear un fondo de
capitalidad, es decir, un presupuesto extra para el DF de 3 mil millones de
pesos, más 700 millones para el Fondo de Aportaciones para la Infraestructura
Social (FAIS). Es entonces pertinente preguntarnos qué papel pueden tener los
ciudadanos en este “juego democrático”, donde las decisiones se toman entre
partidos, definidos a través de sus intereses y no los de sus representados.
Y cómo mantener la confianza en las instituciones en este
país en el que un partido como el PAN propuso la creación del Instituto
Nacional Electoral para sustituir al Instituto Federal Electoral y a los 32
institutos equivalentes en cada entidad con la supuesta intención de que tenga
autonomía constitucional y de evitar que la dependencia de los institutos
locales al presupuesto estatal los haga vulnerables a los deseos del gobierno
en turno (como menciona Adrián Trejo en un comentario para El Financiero). Sin
embargo, el INE dependerá en presupuesto del gobierno federal en turno, luego
entonces ¿eso no lo haría vulnerable también? ¿Qué sentido tendría entonces
esta centralización? ¿No se corre más riesgo? ¿Es esta propuesta realmente a
favor de la democracia?
Entonces queda más claro por qué Oppenheimer
consideró que las declaraciones de Vargas Llosa sobre México y América Latina
eran optimistas. En exceso, diría yo. Publicado el 1 de diciembre de 2013 en El Mosquito
Imagen: Tomada de internet
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