10 de diciembre de 2013

Niño perdido

Suelo ser muy cuidadosa de no reproducir mensajes de alarma en redes sociales si no los he verificado antes (es una herencia de mi experiencia como periodista: confirma la información). La gran mayoría de las ocasiones, las alertas sobre posibles nuevas formas de secuestro o los niños perdidos son casos que o son falsos o ya fueron resueltos. Incluso me he encontrado con denuncias que fueron levantadas hace años y el niño o niña ya apareció. Por eso mismo me conmocionó lo que pasó con el niño Ricardo Ruiz Sánchez, que desapareció en Querétaro el pasado miércoles 6, por lo que se emitió la Alerta Amber (un protocolo internacional que se activa en casos de niños desaparecidos) y gracias a eso fue encontrado, afortunadamente, la madrugada del jueves 7.
Lo más importante es que el niño está bien, pero tras el alivio inicial me vino un pánico aún mayor al saber la manera en la que fue encontrado: acompañado de un adulto –de nombre Héctor Hernández Rivera-, que lo llevaba en un tren de carga con destino ¡a Veracruz! Lo peor de todo es que las autoridades no han proporcionado mayor información sobre el caso. La pregunta que me surge es: ¿para qué quería este señor al niño? Y no hablo de conjeturas, porque nos podemos hacer telarañas en la cabeza y dar mil ideas espantosas; yo realmente quisiera saber con qué objetivo este individuo decidió llevarse al niño, porque eso, para empezar, permitirá poner atención y rascarle a un problema que puede ser bastante grave como tráfico de personas, explotación, prostitución y todo lo espeluznante que se puede asociar con estos temas. Si llevaba el niño para venderlo, la pregunta inicial es: ¿a quién?, para después indagar con qué fin. Enseguida, y creo que esto sería lo más útil para la sociedad en general, se debería difundir la forma en la que atrajo al niño. ¿Qué le dijo? ¿Cómo lo engañó? Tenemos que saber cómo operan esta clase de personas para seguir haciendo conciencia y prevenir. Los niños deben estar preparados desde muy pequeños para enfrentarse a situaciones engañosas porque cada vez son más las amenazas, ya sea en la calle o por internet.
Al pensar en cómo prevenir algo así, dada la tendencia natural de los niños a confiar, se me vino a la mente el video de la campaña “Sweet Trick” (“Engaño dulce”), lanzado por la Unicef para hacer conciencia sobre el riesgo que corren los niños cotidianamente de ser víctimas de algún acto de pedofilia.  En él participó un hombre totalmente cubierto de algodón de azúcar (lo cual, por supuesto, impedía ver su cara o saber de qué se trataba) que con solo caminar por en medio de un parque a plena luz del día, se volvió un imán para muchísimos niños que, sin dudarlo ni un poco, se acercaron a tomar un trozo del caramelo. En cierto momento, el hombre-golosina le entregó volantes a los padres de los niños, en los que se leía: “Así de fácil es para un pedófilo atraer a un niño. Estemos alerta”. Los padres, como yo, se quedan en estado de shock, porque ni siquiera ellos desconfiaron de un sujeto de apariencia literalmente tan dulce e inofensiva.  Quien quiera verlo (y, por favor, compartirlo), el video se encuentra en el canal de UnicefChile en Youtube con el nombre de “Unicef – Sweet Trick”.
Para el pequeño Ricardo, la Alerta Amber hizo la diferencia y permitió que fuera devuelto a sus padres antes de salir incluso del estado. Bien por la ciudadanía, ya que fue una llamada anónima la que permitió saber que un hombre sospechoso había abordado un tren en Hércules acompañado de un niño, y bien también por las autoridades, que no desestimaron la denuncia y  actuaron inmediatamente para alcanzar el tren, que ya se encontraba en el municipio de Pedro Escobedo.  Sin embargo, ¿cuántos casos más habrá que no se solucionan y que se pudieron prevenir con una adecuada información? ¿Cómo estar preparados?

Espero que pronto salgan a la luz otros datos que permitan definir qué pasó exactamente, para así tener herramientas que nos permitan prevenir este tipo de casos y cada vez menos familias deban enfrentarse a una situación de esta naturaleza, que definitivamente pone los pelos de punta tan solo de imaginarla. 
*Publicado en El Mosquito el 10 de noviembre
**Imagen tomada de internet.

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