12 de febrero de 2008

idilios de un minuto...


... tomó el camión y, como todos, echó las monedas casi sin ver en las manos del chofer. Pasó indiferente, una, dos, tres filas... ir hasta atrás en esta ruta no siempre era conveniente, porque había muchos topes y sin duda era más que incómodo. Se sentó. Con Café Tacvba en sus oídos se dispuso a dormir. Recargó su cabeza en el vidrio y fue entonces cuando la vio. Estaba ahí, en ese reflejo, tal cual la recordaba. Volteó a su derecha y al otro lado del pasillo la reconoció. Sí, era ella. Mira cómo es la vida, venir a encontrarla aquí.
Dudó un poco... después de todo ¿qué podía decirle? Había pensado tanto en ella, sin embargo, no sabía a ciencia cierta cómo reaccionaría al saberlo.
Mientras tanto ella, nerviosa y sin darse cuenta de que la miraban, veía fijamente al frente, con un pie fuera del asiento.
Él no supo qué hacer. Sentía que la amaba demasiado... y mientras pensaba en esto, la vio levantarse, caminar dificultosamente hacia la puerta, dando tumbos, y bajar.
Se quedó impotente, pero ya no le importó, conocía muy bien ese sentimiento.
Ni modo, dijo para sí, otra que se va. Juro que a la próxima, al menos le preguntaré su nombre.

6 de febrero de 2008

reencuentros

De niña yo era algo así como Olive, el personaje de Little Miss Sunshine. No tengo una foto a la mano, pero juro que se las mostraré. Usaba unos grandes lentes de pasta que abarcaban algo así como el 70% de mi rostro, tenía mi cabello lacio y me gustaba bailar. No tenía un abuelo drogadicto, ni un hermano mayor, pero pues al menos físicamente cada que veo a esa niñita me acuerdo de mí.
Hace poquito, gracias a un trabajo en la maestría, pude recordar que me gustaban las faldas con 'vuelo' y dar vueltas, muchas vueltas, para que las faldas se levantaran. Qué exhibicionista jajajaja... Me recordé con mis vestidos, mis juegos de niña. Un vestido verde que tenía estampada una paleta. Era mi cumpleaños número 6 y mi papá me regaló un oso de peluche gigante (no tan gigante, pero era yo tan pequeña!) y lo llamé 'Charly'.
La cosa es que no sé dónde quedó esa parte de mí. Se escondió abajo de costras, de rencores. Se puso pantalones y un caparazón y dejó de ser así, como era...
Lo bueno es que ya volvió, está de nuevo aquí, me ha tomado de la mano y me está recordando el camino... me conmueve mucho, y vuelvo de nuevo a ser yo.