14 de mayo de 2020
18 de abril de 2017
No somos nada...
No fuimos nada... y a lo mejor eso es lo que me duele porque entre tú y yo no hubo una verdadera relación. Y eso que compartíamos gustos... supongo que también me duele que te quedaras con algunos de mis discos, aunque se compensa porque todavía tengo algunos que fueron tuyos.
No fuimos nada, pero compartimos juergas, noches, secretos... me contabas tus cosas, te acompañé en ese específico momento difícil, me enseñaste tu visión del mundo, compartimos el amor a la música, a las risas simples...
Pero no me dijiste adiós... y eso me duele, porque jamás pensé que tendría que dejarte ir para siempre. Porque se queda la espinita y, no sé, me imaginaba que algún día... pero no. Ya no. Y eso me duele. Me he encontrado algunas veces llorando tu ausencia, porque he visto a alguien que se parecía a ti, porque he escuchado tal o cual canción, porque me reencontré con tus amigos que después se hicieron míos, porque le hablo a tus fotos... a la única foto que tenemos juntos. Y sí, me duele, porque no vas a saberlo nunca, porque no nos despedimos, porque no te abrazaré ya más.
10 de abril de 2017
Por el momento
El teléfono me indica la temperatura de una ciudad en la que no estoy. La marca porque allá estás tú: 28 grados máxima, dice, pero sé que miente porque, al menos en tu cama, hace un frío insoportable. Sufrimos del mismo mal, un congelamiento crónico, pese a los esfuerzos del cambio climático por hacernos sentir una onda de calor inusitada.
Tal condición sólo se corrige un poco y momentáneamente cuando de vez en vez, cada que las circunstancias lo permiten, nos enviamos un furtivo mensaje que nos coloca sobre falsas brasas que solo nos hacen arder para después sentir un frío peor que el de antes. Como prender una fogata incendiando una botella de alcohol.
Ante esto, la imaginación se ha vuelto la mejor cobija: tus ojos, tu voz, tus manos, tu aroma... Los recuerdos de una historia condenada a ser furtiva desde sus inicios. "¿Quién me manda?", me reprocho, pero también sonrío porque, de no ser así, sería como cualquier otra tonta historia. Sería igual de aburrida que la que vivo justo ahora.
Por eso ha sido soportable esta absurda distancia, la que hay contigo y la que hay con quien está junto a mí; por eso he aprendido mil y un formas de explorarte desde lejos; por eso las palabras son, por el momento, nuestro mejor aliado. Y siempre es esa la parte más sexy de todas: decir con plena conciencia "por el momento".
6 de octubre de 2016
No hay flores
Hace mucho que para mí no hay flores. Será quizá que ya desde hace un buen tiempo nadie necesita conquistarme, porque soy yo la que propicia encuentros, la que busca, la que se da sin la necesidad de un verdadero cortejo.
Será también que no requiero de rituales de perdón, ni de agradecimientos. Pues ya qué, así soy.
Tal vez se trata de que ya no es primavera, sino ardiente verano y a veces lluvia de otoño que cae junto con hojarascas para revolverlo todo; será que quedó atrás el entusiasmo juvenil y con los años uno se cree muy maduro para esas cosas, hasta ecologista se vuelve uno y pues pobrecitas flores, mejor no abusar.
No tengo rosas, menos gardenias -mis favoritas- porque parece que no las necesito, porque no las pido, porque a veces finjo que esas cosas no importan y que bastan una mirada, un café, la rutina a veces pesada del amor y la vida cotidiana.
Pero sí, confieso que sí necesito el olor a sorpresa, el detalle de estar presente para alguien, no sólo en lo obvio, porque soy tantito miope y la vista no me funciona. Quiero tocar ese mensaje que me dice "me importas", "quiero conquistarte", aunque por mi entrega no haga falta, porque cada hombre con el que he estado sabe con certeza que soy suya, porque me tienen tan segura que ya no hace falta ni que me llamen ni que me busquen porque aquí estoy desde el primer día, casi sin que lo intentaran. Pues ya qué, así soy.
Pero que tengan cuidado: no sé, a lo mejor aparece de pronto un caballero andante sin armadura y con ramilletes baratos me diga que le gustaría tenerme también, que le importo lo suficiente para tomarse el tiempo de llamar mi atención con el perfume de una rosa, de una gerbera o una gardenia -mi favorita.
27 de septiembre de 2016
Recurrencia
-Si escribieras un libro, ¿qué lugar me tocaría en tu historia?
-Es muy pronto para saber...
-Quizá, pero entonces me gustaría ser algo más que un personaje incidental... o sea, al menos más de una aparición, ¿no crees? Un capítulo o una temporada completa, digo, si tú quieres.
-No sé... creo que el problema es que mi vida ahorita no es una novela, sino sólo un tonto cuento de ficción... Una fantasía, una mala rutina de stand up o un sueño...
-En ese caso, puedo ser tu conejo blanco, tu oruga, tu sombrerero...
-Ándale, eso me gusta.
-¿Te busco el hoyo negro?
-Ay, ¿ya ves? Eres bien payaso.
-Jajajaja. Ni aguantas nada, chiquita.
-Jajajaja. Eres bien loquillo. Ya, pásame mis cosas, que ya me tengo que ir.
-No te vayas...
-Tengo que despertar...
...
-La-ho-ra-es-cin-co-trein-ta-a-e-me.
-¿?
-La-ho-ra-es-cin-co-trein-ta-a-e-me.
-Ya voy... Ya...
-La-ho-ra-es-cin...
Click.
8 de septiembre de 2016
Basta y sobra
Es cierto: siempre me diste entrada y dejaste la puerta abierta, para cuando se me ofreciera pasar.
Era extraño saberte otro muy diferente cuando estabas en esa intimidad creada por nosotros dos. Nadie me creería si les contara que eres un dulce, a veces salado, pero con ese aire infantil del que en público nunca hubo un solo dejo.
Sí, a mí me enseñaste todo de ti, desde tu cuerpo desnudo hasta tus miedos más grandes, tus repulsiones, tus manías... Todo lo vi, pero qué chiste tenía si nunca a nadie se lo pude decir.
Era cierto, invariablemente respondiste a mis coqueteos, pero fue hábilmente con maniobras debajo de las mesas, detrás de las escaleras, entre las cortinas... encontrando sin falla cómo hacer para que no se te notara. Siempre me ardió saber que yo nunca iba a gustarte tanto como tú me gustabas a mí.
Sabías dosificar tu atención, de modo que me mantuviera disponible. Y sí, a cambio de ese resquicio de pasión que guardabas para mí estuve siempre dispuesta a gastar mi saldo amigo en nuestras llamadas a deshoras, a mantenerme anónima para no ensuciar tu imagen de normal cordialidad, a escabullirme contigo... feliz con los destellos de interés por los que aguantaba sin chistar las cascadas de sutil indiferencia. Todo por obtener tus arrebatos en los que hacías pedazos mi ropa interior y mis ganas; la vida por lograr que me gritaras tus comentarios soeces y tus solicitudes indecentes, a las que gustosa accedí, porque calientes siempre fuimos y estaba claro que la química funcionaba a la perfección siempre que la puerta estuviese cerrada.
Sí, es verdad que yo no te gustaba tanto, pero sí lo suficiente, y con eso... mira, con eso a mí me bastaba.
24 de agosto de 2016
De eso se trata...
No soy de esas a las que puedes presumir a los cuatro vientos. Soy más bien silencio y una risa que se ahoga de vergüenza.
No soy un sol resplandeciente que ilumina tu jornada, sino más bien apenas el destello de un cigarro que se enciende a lo lejos en un oscuro callejón.
No soy un velo, ni la lluvia de arroz de ese único día...
Soy cualquier día, el que se puede, cuando tú quieras.
Soy una mano escurridiza, soy insaciable; soy tu sudor, tu cansancio, tu locura. Soy una llamada y una provocación que nadie nota, porque basta cualquier cosa cotidiana para entendernos, para escaparnos. Si fue una excusa o un motivo, ¿eso qué importa? Sólo se trata de ser contigo y que tú puedas ser también lo que tú quieras; que seas mi historia, si te place, y si no, que seas tres puntos suspensivos...
Porque sabemos que siempre se puede ser un párrafo nuevo, otra idea principal o incluso, pues ya qué, una idea secundaria, un borrador que nunca se concreta o un ensayo entero sobre la lujuria, sobre el amor, sobre la vida, sobre ser tú y ser yo cuando hay lazos irrompibles, aunque no nos une nada y aunque nos separa todo.
De eso se trata...
12 de agosto de 2016
No soy letra...
Tú dijiste que me escribirías, que harías de mí la heroína de una de tus historias. Que sería yo la inspiración de un cuento, aunque obviamente no sería una princesa, quizá simplemente una plebeya que cuenta día a día sus aventuras en el camión.
Sigo esperando. Tus letras no me han llegado y la energía ya no me da para inventarme cosas nuevas que te inspiren, no sé, una canción sobre mí siendo tu cómplice en whatsapp, o un verso sobre esa vez que te eché aguas mientras desquitabas tus ganas en una camioneta. No tengo aún en mi buzón una carta en la que menciones mis viajes improvisados, los reencuentros esporádicos o la risa maliciosa por las historias del Tinder.
Mis pasos siempre fueron más pequeñitos que los tuyos, no solo por una evidente cuestión de estatura (o enanura, en mi caso), sino porque siempre fuiste más allá de donde yo podía alcanzarte.
No importa. Todavía no me muero y sé que, algún día, seré una vez más tinta indeleble en tus manos.
29 de junio de 2016
La calle
Por circunstancias de la vida llevo un par de días (este es literalmente el tercero) trasladándome en transporte público. Pese a que mucha gente se queja y normalmente juzga la situación de incómoda, la realidad es que andar en la calle a pie es algo que disfruto mucho.
En estos dos días he tenido ya una serie de experiencias que no suelen ocurrir cuando uno va solo en su auto. La mejor de ellas ha sido el gesto de generosidad que tuvo hoy una mujer, Esther, quien me dio amablemente los $8.50 que cuesta el camión cuando notó mi confusión al darme cuenta de que se me habían caído los $50 que traía para el pasaje. De entrada, me dio muchísima pena aceptarlos... No podía creer que una extraña estuviera dándome dinero así como así... Pero sí, así era: desinteresadamente pagó por mi pasaje y yo no pude más que darle gracias a ella y a Dios por sentar la junto a mí. Qué hermoso privilegio el de poder recibir un gesto así.
Durante el breve trayecto (Yo me bajé antes) pude saber de ella que trabaja en un albergue para niños maltratados y en situación de calle. Me hizo mucho sentido. Me dijo que ahí se ven tantas cosas "que detalles como este son nada". Coincidí.
¡Esto es lo que extrañaba de la calle! ¡Este es el infinito gozo que encuentro en ella!
Qué felicidad volver a ella... qué emocionante volver a ser peatón; bienvenidas sean las experiencias.
4 de junio de 2016
Prueba de rutina
"¡Qué ganas de aburrirme contigo!, de que pasen los días y nos caiga la edad encima, de discutir por la ropa sucia o de cansarme de ti por ser tú. Quiero que me pase eso contigo... Que nos pase juntos... anda, di que sí ".
Y su vida fue tan real como la de cualquiera. Un amor a prueba de rutina.
21 de enero de 2016
Catarsis... sobre un tipo de violencia del que a veces ni cuenta nos damos.
Mientras tanto, le pedí a una enfermera que me proporcionara papel y lápiz para poder escribirle un mensaje a mis familiares. Les escribí que estaba bien, que no había comido y que me habían vuelto a bajar a “toco”. Le pedí a una trabajadora social que se los entregara para que estuvieran tranquilos, pues yo estaba segura de que nadie les había avisado que nuevamente estaba en urgencias, cosa que era verdad: afuera tardaron en enterarse.
7 de octubre de 2015
Desde cualquier lugar....
15 de diciembre de 2013
Por la puerta de atrás
Imagen: tomada de El Mosquito
10 de diciembre de 2013
Malabarismos
Se pasan de optimistas
Publicado el 1 de diciembre de 2013 en El Mosquito
Imagen: Tomada de internet
Iglesia y deseos
Tocar el dolor
Niño perdido
Al pensar en cómo prevenir algo así, dada la tendencia natural de los niños a confiar, se me vino a la mente el video de la campaña “Sweet Trick” (“Engaño dulce”), lanzado por la Unicef para hacer conciencia sobre el riesgo que corren los niños cotidianamente de ser víctimas de algún acto de pedofilia. En él participó un hombre totalmente cubierto de algodón de azúcar (lo cual, por supuesto, impedía ver su cara o saber de qué se trataba) que con solo caminar por en medio de un parque a plena luz del día, se volvió un imán para muchísimos niños que, sin dudarlo ni un poco, se acercaron a tomar un trozo del caramelo. En cierto momento, el hombre-golosina le entregó volantes a los padres de los niños, en los que se leía: “Así de fácil es para un pedófilo atraer a un niño. Estemos alerta”. Los padres, como yo, se quedan en estado de shock, porque ni siquiera ellos desconfiaron de un sujeto de apariencia literalmente tan dulce e inofensiva. Quien quiera verlo (y, por favor, compartirlo), el video se encuentra en el canal de UnicefChile en Youtube con el nombre de “Unicef – Sweet Trick”.
**Imagen tomada de internet.
La generación del milenio
*Publicado el 27 de octubre en El Mosquito
Tianguista: te envidio
*Publicado el 6 de octubre en El Mosquito