12 de febrero de 2005

Letras blancas, fondos negros

Odio las playeras de moda.
Odio sus frases vulgares de letras blancas sobre fondos negros.
Me subo al camión, y el primer saludo matutino que recibo dice: "Agáchate preciosa!", patrocinado por mi compañero de asiento, con la vida en un capullo y piel invadida de acné.
Me evito las notas mentales al respecto, pero al bajar del autobús me topo con un chico que me dice: "¿Si me hundo en un mar de leche, me sacas?".
Seguro ni él mismo sabe lo que me está diciendo. Con toda seguridad no quiere eyacular sobre mi persona y con toda seguridad aún no sabe lo que es una eyaculación producto de una noche de buen sexo.
Pinches niños de manitas peludas.
Odio las frases misóginas de las playeras y odio aún más que las chicas las ostenten con orgullo.
Odio que en el afán de ser originales, los muchachos más bien parecen miembros de un ejército pre-púber del albur, uniformados todos con sus remeras negras, de letras blancas.
Culpo abiertamente a Adal Ramones. Que lo condenen a la horca.
Sinceramente no sé hasta dónde puedo profundizar en esto. Me preocupa que los niños crean que de esa forma están ejerciendo la libertad de expresión.
Por mi parte comenzaré una campaña contestataria anti playeras pendejas.
Mi primera frase será (en una playera roja, de letras amarillas, para variar un poco)


"Haz Patria, lee un libro".

1 comentario:

RmurilloV dijo...

En cierta forma, entiendo la tuya molestia aunque no la comparto.

La Cultura Pop en la que esta Generación del Milenio (y la que viene abajo) está metida, es un movimiento que, como primera finalidad, tiene la minimización de las actividades intelectuales y se resume, fácilmente, en actitudes que nos acerquen al idilio de la popularidad anglosajona occidental, de tal forma que los mensajes que ostentan estas playeras (moda deformada por la impuesta por NaCo.) no tienen otra finalidad que no sea la de transgredir a una sociedad represiva y mientras más transgresores seamos, más populares seremos porque nos hemos atrevido a hacer algo que el promedio de nuestra sociedad no haría.

Así es como se crearon los movimientos de punk durante los años ochentas en Londres y en grunge, diez años después en Seattle a la vez que en el resto del mundo, las boy bands imponían la moda pop.

Yo, por mi parte, seguiré vistiendo, muy orgullosamente, mi remera negra con letras blancas que leen: «¿Quieres ver Gansito?» y, por supuesto, una que he usado sólo dos veces y, por lo que ésta significa para mi, quizá jamás me la vuelva a poner para evitar que se decolore o caigan las letras: «me vale pito...» (gracias, Fernando Eimbcke, Dani Pereira y Dieguito Cataño).