10 de octubre de 2006

súper puerquito volador



Ah! la emoción de volar... al fin dejé el trabajo en el periódico (bueno, por un par de semanas más permaneceré aquí, pero sólo para capacitar a alguien) ya presenté mi renuncia y me siento bastante bien, con incertidumbre, pero bien...

Me tiemblan las piernas... se fijan cuánto ha cambiado? la introducción de mi blog hablaba de la reportera y ahora ya no es... jejejeje todo cambio es bueno, no??? esperemos que en este caso sea así...

Lo que sigue??? pues disfrutar del tiempo libre en lo que encuentro un trabajo, pero la verdad no me siento ni angustiada ni triste ni temerosa ni nada... más bien el sentimiento es de esperanza... de alegría, de inspiración... cuánto puede cambiarnos una decisión!!!! Lo chido es que me di chance de romper mi propio esquema y me dije a mí misma: mi misma, es hora de dejar de pensar en la comodidad económica, es hora de pensar en ti... y así fue...

Había planeado muchas cosas para principios del próximo año: las becas, estudiar en otra ciudad, el voluntariado en Perú, trabajar en consultoría... pero por qué esperar???? la vida no espera, así que empecé a construirme ese futuro desde hoy... y saben qué? me encanta la idea!!!!!!!!!!

PD: Feliz cumpleaños a mi hermana! Te amo, mi chiquita grandota!!!!! XD

PD 2: la imagen es un puerquito volador que pinté en mi cuarto, fragmento de un mural que Anita y yo pintamos en mi recámara... lindo, no?

3 comentarios:

Luis Salazar dijo...

Pues cambiar el destino y dejar huella indeleble es parte del proceso interesante de vivir.

Agradeciendo su visita y para decirte que como buena hada madrina, me ha hecho usted sentir especial

Saludos, y si algún día necesita algo asus ordenes

Alexia Lefebvre dijo...

Me gusta el puerquito volador. En cuanto a lo de tu chamba muchas felicidades. Cuando tomamos una decisión tan díficil, pero por gusto suelen salirnos 1000 cosas mejores que ni se esperaban ni se veían venir.
Abrazo

RmurilloV dijo...

Cuando tomé la decisión de mandar todo al carajo después de dos meses en Barcelona, pasé una de mis noches más tranquilas y menos sollozadas mientras dormía en la banca de un parque.

Bueno, pero yo no tenía nada qué perder (ni en México ni en Barna) y dormir en el parque era lo más bajo que podía llegar.

Claro, tenía sólo ochenta céntimos que guardaba para comprar leche... pero también tenía una bolsa de pasta para hacer sopa y mi carnet de la biblioteca: carbohidratos, sales, libros, música, películas e internet... lo único que necesito para sobrevivir.

Wow... Qué remolino de memorias me atacan.

Pero me da mucho gusto leer a La Pelusita contenta o tranquila. Either way, me da gusto leerte así.

No te me desaparezcas.