18 de octubre de 2005

El león no es siempre como nos lo pintan...

Bueno, ya vine... andaba yo en las lejanías e inmensidades del trabajo pesado, de los olvidos, el estrés, pero he vuelto, determinada a no volver a caer en las garras de la rutina.
Es difícil, muchas veces vuelvo a mi niñez y recuerdo que me imaginaba casándome a los 25, siendo ya una exitosa _______ (no sabía aún que sería, pero iba a ser exitosa) con el cabello largo, una motocicleta y una casa a mi nombre.
Me veo y no me parezco en nada a esa autoimagen infantil que me forjé... es como la película de 'Mi encuentro conmigo'... sólo que yo nunca le he negado la entrada a los reproches de mi Yo-niña que a diario me repite: 'Y ESTO HICISTE DE NOSOTRAS???'
En fin, lucho a diario por devolver mi vida a su cauce original, a hacerla el sueño que soñé, el deseo que siempre tuve, quiero volver a vivir MI propia vida... no esta vida que aunque satisfactoria, no es cien a cien lo que siempre quise...

Un beso

4 comentarios:

Alexia Lefebvre dijo...

Nunca le cierres las puertas a tu yo-niña. Todo lo que soñamos en la infancia no es posible de realizar pero, al menos, se puede luchar por ello.
Saludos

DrCocol dijo...

y Asi empesara la batalla Con uno mismo?...
porque vencidos y derrotados siempre seremos nosotros
y tambien somos lo que hemos perdido.
que sea para bien

Anónimo dijo...

es como la rayuela...'se juega con una piedrita que hay que empujar con la punta del zapato. Ingredientes: una banqueta, una piedrita, un zapato y un bello dibujo con gis, preferentemente de colores. En lo alto esta el cielo, abajo esta la tierra, es muy dificil llegar con la piedrita al cielo, casi siempre se calcula mal y la piedrita sale del dibujo. Poco a poco, sin embargo, se va adquiriendo la habilidad necesaria para salvar diferentes casillas hasta que llega el dia que se aprende a salir de la tierra y remontar la piedrita hasta el cielo, hasta entrar en el cielo, lo malo es que justamente a esa altura, cuando casi nadie ha aprendido a remontar la piedrita hasta el cielo, se acaba de golpe la infancia y se cae en la angustia, en la especulacion de otro cielo al que tambien hay que aprender a llegar. Y porque se ha salido de la infancia se olvida que para llegar al cielo se necesitan, como ingredientes, una piedrita y la punta de un zapato' bueno...eso digo yo...

RmurilloV dijo...

Mi Yo-niño (que responde al nombre de Renán Julián, un nombre que ya casi nadie conoce) me reclama haber madurado tan rápido; me reclama ser tan responsable cuando era tan divertido hacer cosas sin pensar en sus consecuencias; me reclama no juntarme con mis contemporáneos y hacer cosas de mi edad; me reclama el que no busque popularidad por mis actos sino por mi intelecto... Pero me agradece que a los 23 años esté soltero y sin prospecto; me agradece que nunca he perdido la meta aunque nunca haya visto mi carril; me agradece la famosa vitrina con figurines de Disney a mi espalda (fotografiada ya por la revista de Disney que circula en México) y mi colección de casi la mitad de TODOS los clásicos de Disney; me agradece que no me importe dormir con mi mamá cuando las arrugas de mi cama o los ronquidos de mi hermano no me dejan dormir; me agradece que piense en él y de que una de mis grandes metas sea el dirigir la película de «Gárgolas: Héroes Góticos» (olvidado cómic y caricatura de Disney, allá por 1995); me agradece que no sea médico y que ya le pierda miedo al compromiso. Me agradece que me haya puesto el nombre de una niña de 10 años que cada que la veo en la TV, me recuerda que qué bueno que no me he olvidado de hacerle justicia a mi Yo-niño.

Vada (proúnciese Veyda) Sultenfuss, a los 10 años, tuvo que crecer 5 años de golpe al morir Thomas J.