Finalmente nunca a nadie le importó. Desde el principio era una causa perdida.
Ustedes pueden cambiar para bien su situación -les dijo- basta estén dispuestos a hacer un pequeño sacrificio.
Ese día nadie quiso llegar media hora más temprano a la oficina. Y todo siguió como antes.
Finalmente uno tiene el gobierno -y los jefes- que se merece.
1 comentario:
La triste Verdad em pequeño esfuerzo no es pequeño, de entr todo lo que podemos merecer una de esas cosas no es un mal gobierno.
si no el gobierno de la gente, y si la gente es floja mentirosa o simplemete no le importa el pais pues ese es el gobierno que tiene.
pero tambien la gente se cansa de eso. creo que podemos cambiar.
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