Tienes un deadline encima, tu cliente no puede esperar más y tú tampoco, pero simplemente las palabras no salen.
Escribes algo, pero la verdad, suena mecánico, robótico, nada especial. Buscas algo para tomar, para comer, para leer y empiezas a evitar enfrentarte al teclado y a la pantalla.
¿Te ha pasado?
A mi sí, y con mucha frecuencia. A veces, simplemente no puedo vincularme como me gustaría con el contenido que tengo que escribir. ¿Cómo invocar entonces a la musa de la inspiración?
No puedes esperarla para siempre, pero puedes atraerla. No es fácil, pero se puede, ¿quieres que te diga cómo lo hago?
Te cuento:
Primero, trata de establecer tus rutinas creativas.
¿Cómo lo hago yo? Dedico tiempo específico cada día para trabajar en mis contenidos. Este horario es sagrado y lo respeto como cualquier otra reunión importante.
Creo un ambiente propicio para la creatividad: música, iluminación adecuada, y un espacio libre de distracciones. Y, claro, café con mis snacks favoritos.
Establecer una rutina ayuda a entrenar tu cerebro para estar en modo creativo en momentos específicos, lo que reduce la resistencia a empezar.
Segundo, me entrené para buscar inspiración en lo cotidiano.
¿Cómo? Observo mi entorno y tomo notas de cosas que me llaman la atención. A veces, una caminata por el parque o una conversación con un amigo puede desencadenar una gran idea. Utilizo aplicaciones como Evernote o incluso notas en mi agenda para capturar ideas en el momento en que surgen.
La inspiración puede venir de cualquier lugar. Mantenerse atento a lo que ocurre a tu alrededor puede proporcionar una fuente constante de ideas frescas.
Mi tercer paso es hacer brainstorming y mind mapping.
¿Y cómo funcionan? Utilizo técnicas de brainstorming para generar muchas ideas sin juzgarlas de inmediato. Todo cabe; no importa qué tan disparatada suene una idea, esta tiene lugar en este momento. ¿Madonna montando un capibara? ¡Venga!
También creo mapas mentales (mind maps) para explorar diferentes ángulos de un tema y encontrar conexiones que no había visto antes. Me encanta; este es el principio de la innovación.
Estas técnicas ayudan a liberar la creatividad y a encontrar nuevas perspectivas, lo que puede hacer que el proceso de escritura sea más fluido y menos intimidante. Ya no necesitas escaparte a la “importantísima” tarea de acomodar por colores todos tus plumones.
Y otro paso que resulta vital y que me motiva a cumplir mis deadlines es registrar mi progreso de manera gráfica. Me encanta ver cuánto voy avanzando y lo mucho que puedo avanzar en mis proyectos. ¡Nada como llenar casillas en mi calendario y, luego, marcar cada espacio como “HECHO”! Ufff. La gloria.
Actualmente estoy usando Asana para organizar y seguir el progreso de cada tarea, aunque también me ha funcionado hacerlo en un Google Sheet. Poner todo en verde me place mucho, mucho.
Llevar un registro visual de tu avance reduce la sensación de abrumamiento y hace que sea más fácil comenzar (y terminar, me consta).
La procrastinación y la falta de inspiración son retos comunes para muchos copywriters, pero no son insuperables. Con estas estrategias personales, he aprendido a atraer a la musa de la inspiración y a mantenerme productiva. Establecer rutinas creativas, buscar inspiración en lo cotidiano, hacer brainstorming y mind mapping, y registrar el progreso de manera gráfica han sido claves para mí.
Al final del día, la creatividad es un músculo que se fortalece con práctica y disciplina. No siempre es fácil, pero cada pequeño paso cuenta. Te animo a probar estas técnicas y a adaptarlas a tu propio estilo y ritmo de trabajo.
Y tú, ¿tienes alguna estrategia que te funcione? ¡Me encantaría conocerla! Comparte tu experiencia en los comentarios y sigamos aprendiendo juntos. No olvides seguir mi perfil para más consejos y contenido relacionado.