24 de agosto de 2016

De eso se trata...

No soy de esas a las que puedes presumir a los cuatro vientos. Soy más bien silencio y una risa que se ahoga de vergüenza.
No soy un sol resplandeciente que ilumina tu jornada, sino más bien apenas el destello de un cigarro que se enciende a lo lejos en un oscuro callejón.
No soy un velo, ni la lluvia de arroz de ese único día...
Soy cualquier día, el que se puede, cuando tú quieras.
Soy una mano escurridiza, soy insaciable; soy tu sudor, tu cansancio, tu locura. Soy una llamada y una provocación que nadie nota, porque basta cualquier cosa cotidiana para entendernos, para escaparnos. Si fue una excusa o un motivo, ¿eso qué importa? Sólo se trata de ser contigo y que tú puedas ser también lo que tú quieras; que seas mi historia, si te place, y si no, que seas tres puntos suspensivos...



Porque sabemos que siempre se puede ser un párrafo nuevo, otra idea principal o incluso, pues ya qué,  una idea secundaria, un borrador que nunca se concreta o un ensayo entero sobre la lujuria, sobre el amor, sobre la vida, sobre ser tú y ser yo cuando hay lazos irrompibles, aunque no nos une nada y aunque nos separa todo.

De eso se trata...

12 de agosto de 2016

No soy letra...

Tú dijiste que me escribirías, que harías de mí la heroína de una de tus historias. Que sería yo la inspiración de un cuento, aunque obviamente no sería una princesa, quizá simplemente una plebeya que cuenta día a día sus aventuras en el camión.
Sigo esperando. Tus letras no me han llegado y la energía ya no me da para inventarme cosas nuevas que te inspiren, no sé, una canción sobre mí siendo tu cómplice en whatsapp, o un verso sobre esa vez que te eché aguas mientras desquitabas tus ganas en una camioneta. No tengo aún en mi buzón una carta en la que menciones mis viajes improvisados, los reencuentros esporádicos o la risa maliciosa por las historias del Tinder.
Mis pasos siempre fueron más pequeñitos que los tuyos, no solo por una evidente cuestión de estatura (o enanura, en mi caso), sino porque siempre fuiste más allá de donde yo podía alcanzarte.
No importa. Todavía no me muero y sé que, algún día, seré una vez más tinta indeleble en tus manos.