24 de julio de 2010
extrañando el caos...
Una de las pocas cosas que extraño del DF es su carácter anecdótico. Cada esquina tiene un personaje y, obviamente, una historia. Vivir en la apacible provincia queretana tiene muchísimo encanto, pero de vez en vez me hacen falta las sorpresas que día a día me ofrecía la ciudad. Un poema de Sabines en un stiker en el metro, productos inesperados a precios inimaginables, sabores nuevos, piropos desconocidos por mí (algunos que parece más chiste o algunos que más bien suenan a insulto), batallas campales entre escuelas rivales, poesía caminera en cada camión.... Siempre disfruté todos esos regalos citadinos, placeres sutiles que me nutrieron durante mi estancia allá... De algunos incluso conservo fotos, prometo compartir mis tesoros de ciudad...
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