Sus manos eran cristales… y en caricias sangrantes me deshice trozo a trozo, como el papel picado. Mujer confeti.
Y aún así había algo de dulce en su lengua coralillo. Nunca opuse resistencia.
Un sólo dueño para la factura de mi desgracia.
Esta vez desperté muy tarde. No hubo buen sueño y la luz del sol me ciega los ojos.
Fue sólo una pesadilla.
La luz a través de mí se deshace en haces... hará falta mucho pegamento.
1 comentario:
¿y si mejor enciendes un ventilador en la máxima potencia y vueeeeeeelas?
(Lo roto, solo pegado, pero nunca unido otra vez.)
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