11 de agosto de 2010

Redención...


Su estómago daba gritos, como cada que se acercaba septiembre. La misma sensación que se había vuelto cíclica, como un doloroso recordatorio de 'ese' aniversario. Se retorcía en la cama, incapaz de pegar los ojos. Ya había pasado tanto tiempo, pero seguía sintiendo los mismos celos feroces, justo como aquel día. Ese maldito día. Parada, sola, en medio de la calle, esperando que llegara algún camión redentor a liberarla del sufrimiento, dejando a cada suspiro un poco de dignidad, sollozando y maldiciendo a la vez, culpándose por haber caído nuevamente de manera tan infantil.
-Pero es que hay que ser ciega y tonta para no darse cuenta...
Desde entonces nada era suficiente. Ni los constantes viajes, las cenas, el mar, las luces de la ciudad a la distancia o el ramo de flores semanal. Nada saciaba su necesidad... hasta que un día lo supo.
Hizo lo de siempre. Llegó al trabajo, resolvió la mayor cantidad de pendientes, llamó a los clientes en San Antonio, comió con dos inversionistas y conforme pasaba el día sentía el cuerpo más ligero, como si aquel lastre se fuera separando poco a poco de su espalda.
Llegó como siempre a casa, hizo la cena, comió en silencio y espero la hora de ver televisión, tomados de la mano. Tal vez podría ser feliz a su lado.
Cuando por fin se durmió, lo miró y supo que lo amaba como desde el primer día, a pesar de todo.
-Te perdono, dijo, mientras le hundía el cuchillo en la garganta.
Lo miró a los ojos, esperò paciente a que todo terminara y acariciando su cabello se quedó dormida...

5 de agosto de 2010

Opuestos


Fuimos complementarios, pero opuestos, como el lóbulo derecho y el izquierdo... y aún así no funcionó... este cerebro se autodestruirá al son de una mentira... 3... 2... 12!!!!